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Sin embargo, la definición misma de esa supuesta disfunción acarrea algunas dificultades para identificar a cuál de ellos realmente le correspondería ese diagnóstico.
Recordemos que tal vez 7 de cada 10 mujeres tienen dificultades para lograr un orgasmo y que tal vez 3, de esas mismas 7 con dificultades, realmente tengan la imposibilidad para obtenerlos; es decir, una anorgasmia severa.
En estas condiciones, es muy frecuente que la mujer cuyo orgasmo es demorado o no aparece crea, o haga creer a su pareja, que es su culpa por no demorarse suficiente para colaborarle en la consecución de su placer, rotulándolo como eyaculador precoz.
Una mala definición de lo que es un eyaculador precoz (pero necesitamos alguna transitoriamente, aunque mala) sería para aquel hombre que por lo menos en la mitad de las veces que tiene relaciones sexuales con su pareja eyacule y termine su respuesta sexual sin poder colaborar para que ella obtenga su orgasmo con esa misma penetración posteriormente.
Obviamente esta definición sí cubre, y con méritos, a los hombres cuya eyaculación es tan rápida que apenas alcanzan a penetrar, algunos ni lo logran y otros no alcanzan ni a desvestirse…
En muchas parejas se ha creado una relación funcional en la que no importa si esto sucede porque pueden continuar con un proceso de estimulación oral o digital que le permita a ella alcanzar su orgasmo y así quedan todos contentos; pero ello no eliminaría la condición de una eyaculación precoz, muy rápida o no controlada.
Recordemos que una persona puede ser muy buena amante para alguien y ser la peor para otra pareja.
Así; una mujer debería ser capaz, mediante su proceso de exploración y aprendizaje sexuales, de obtener orgasmos fáciles, rápidos y múltiples mientras que su pareja debería aprender a controlar y demorar su eyaculación o a obtener orgasmos seco; tal vez, idealmente, para jugar shibumi .

Si la mujer es capaz de obtener orgasmos a voluntad mientras su hombre es capaz de demorar o bloquear su eyaculación a voluntad se habrá construido una pareja cuyas opciones de placer se acrecientan de manera considerable, pudiendo llegar asi a constituirse en una pareja totalmente exitosa en la cama.