jueves, 2 de abril de 2009

¿Quién no ha fantaseado con mantener una relación sexual con un desconocido que le ha revuelto las hormonas? ¿Cuándo mantener esa clase de encuentros dista tanto de la realidad?
l mundo de la fantasía tiene sus propias reglas que son básicas: carecer de límites (tan sólo los que quiera poner quien fantasea) y ser, habitualmente, trasgresor.
Tales ideas son aplicables a toda suerte de fantasía. No puede extrañar, pues, que las fantasías sexuales tengan esas mismas características entre otras.
¿Por qué nos excita tanto?
Si las fantasías sexuales resultan excitantes, es por la enorme carga erótica que se deposita en ellas sin preocuparse por otras cosas que no sea el desarrollo de la propia fantasía. Como no hay límites y se pueden cometer toda suerte de trasgresiones sin culpa y sin consecuencias sociales, las fantasías sexuales es un terreno abonado para que sucedan en él acontecimientos que jamás nos atreveríamos a llevar a la práctica en la vida real.
Habitualmente, cuando una mujer fantasea, tiende a hacerlo, sobre todo, con personas conocidas; además tiende a situarse en una posición de pasividad, en la que recibe sexo de otros o es obligada por ellos a darles sexo (la iniciativa femenina en sus fantasías sexuales suelen ser menos frecuentes). Por eso excita tanto mantener relaciones sexuales con desconocidos, porque eso supone abordar una situación novedosa, trasgresora, potencialmente amenazante..., pero sin consecuencias reales.
¿Qué fantasías excitan más?
Lo más estimulante para una mujer es imaginarse a un hombre masturbándose. Después vienen las relaciones heterosexuales de estos. Y aquí las mujeres son más sensibles, por el orden que se citan, a las siguientes escenas: románticas heterosexuales; sexo en grupo moderado (dos hombres y una mujer); con intercurso genital heterosexual (incluso aunque el hombre maltrate a la mujer); sexo en grupo explícito (tres hombres y tres mujeres); sadomasoquismo moderado y sadomasoquismo duro. En último lugar se encuentran las relaciones homosexuales masculinas y, más lejos aún, las lésbicas.
Mantener relaciones sexuales con un desconocido es una fantasía que tienen dos de cada cinco mujeres (21%) y uno de cada cinco hombres (13%); sobre todo, con cierto grado de sometimiento. Fantasía bastante alejada de los deseos reales.
Existe un número similar de chicas que desean verse forzadas por hombres a mantener relaciones sexuales no consentidas (deseo real, no fantasía) que hombres: apenas alcanza al 0,5% de unos y otras.
Reglas a seguir para practicarlo
Si te decides a abordar a un desconocido para tener sexo, conviene que adoptes ciertas medidas de seguridad. No lo hagas en su domicilio, tampoco en el tuyo, elige tú el Hotel, mantén informada de la situación a alguna amiga y capta al chico en algún lugar de encuentro donde se sabe a qué va cada cual. Eso no garantiza que a quien saludas no sea un psicópata, sólo te permite saber lo que busca, pero siempre será mejor que parar al primero que encuentres en la calle principal de tu ciudad.
Terra

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