domingo, 3 de octubre de 2010

HIPOSEXUALIDAD, BAJO DESEO SEXUAL.

La hiposexualidad se puede definir como aquella condición en la que una persona manifiesta o experimenta una muy pobre necesidad de tener relaciones sexuales por una condición especial de salud física que no permite la aparición natural del deseo.

A muchas personas que consultan por esta razón hay que eliminarles ese diagnóstico por cuanto son rotuladas de esta manera por su pareja, quien simplemente experimenta una más frecuente necesidad de mantener relaciones sexuales y, dado que la otra no requiere o acepta la misma frecuencia, entonces es tildada de hiposexual. Así, por ejemplo, si alguien requiere de una frecuencia sexual diaria mientras que su pareja solo requiere de una semanal, a esta última no se le puede tildar de hiposexual ya que, equitativamente, a la otra se le podría tildar de hipersexual o algo equivalente como “De mucho deseo sexual”….

La hiposexualidad entonces hace referencia a condiciones, usualmente estructurales y particularmente endocrinas, en las que la frecuencia deseada para mantener relaciones sexuales es muy escasa o nula haciendo disfuncional la vida sexual de pareja. Debe consultarse a un médico especialista.

El Bajo Deseo Sexual (BDS), por el contrario, es muy frecuente y obedece a un par de explicaciones más mundanas: 1) Su pareja no le despierta deseo sexual (en términos populares: no le genera química…) y por lo tanto no se manifiesta con una frecuencia sexual alta y, 2) Con su pareja no tienen una buena ejecución sexual, por lo que no hay recompensa que motive la iniciativa y aumente la frecuencia.

Muchas parejas socialmente funcionales han aceptado que su vida sexual no es satisfactoria pero no por ello se pierden de disfrutar de todo lo bueno que en las otras áreas de ajuste se puede obtener; mientras que para otras parejas la vida sexual es la parte más importante de la relación y que, no siendo satisfactoria, deben darse la oportunidad de encontrar a otra media naranja sexual con la que puedan disfrutar particularmente de esa área de ajuste de pareja.

La Terapia Sexual y de Pareja ofrece entonces a los consultantes por BDS una reflexión inteligente sobre lo que es la vida de los dos en todas las áreas de ajuste; la importancia que tiene la parte sexual para cada uno de ellos y las alternativas de solución para estructurar y adelantar el acompañamiento pertinente.

Si uno de los dos no siente química con el otro y su vida sexual es particularmente importante, entonces deberá considerar la opción de distanciamiento para conseguir a su pareja sexual ideal contra la opción de mantenerse en la relación y pagar a conciencia el precio de las restricciones que ello conllevaría.

Por el contrario, si es claro que hay química entre los dos pero no han logrado una satisfacción sexual que los motive a aumentar la frecuencia, entonces disponemos de toda una batería de estrategias, habilidades y conocimiento que pueden incrementar la variedad y la satisfacción sexuales para que se convierta esta actividad en parte muy importante de la vida de esa pareja y con ello se consoliden como tal, disfruten su sexualidad y se manifiesten con esta íntima y sublime forma de comunicación.

Como siempre, una buena sexualidad debe comenzar por la humildad de aceptar que con nuestra pareja debemos aprender ambos todo; investigando, explorando, aventurando y entrenando hasta consolidar la mejor condición sexual posible para los dos.

Partamos del principio de que la mayoría de la gente vive su sexualidad sin esas condiciones básicas mencionadas, al ensayo-error y con mucha desinformación, mitos, creencias y prejuicios que solo impiden disfrutarla plenamente.

Arriesguémonos a experimentar la sexualidad sana, plena, satisfactoria y responsable y si continúan los inconvenientes, entonces consultemos con un Psicólogo Especialista.

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